Al amor no hay que forzarlo

¿Para qué forzarlo? Si cuando se da de manera natural es hermoso y perdura, ¿Para qué forzarlo? Se dice que a la fuerza ni los zapatos entran, el amor menos. En ocasiones nos aferramos a una persona, insistimos en que nos quiera y aunque en el fondo sabemos que esa persona nunca nos querrá de la forma en que merecemos, de alguna manera nos cuesta aceptarlo y preferimos hacer todo lo que está a nuestro alcance para que esa persona permanezca en tu vida.

Lo más común es engañarnos, idealizamos a la persona, le damos cientos de oportunidades para que nos demuestre que nos quiere, casi casi queremos sacar de su boca un te quiero, pero el tema es ¿Qué sentido tiene hacerlo? ¿Por qué exigir un amor que no le nace a la otra persona? El amor sano, el amor verdadero se da naturalmente, lo sientes, sin pedirlo te lo entregan, sin esperarlo te lo demuestran, ese es el amor que perdura, el que nace por voluntad propia.

Sé que es difícil soltar a una persona, es duro aceptar que alguien no nos quiere o no es para nosotros, sobre todo cuando hemos estado ilusionados por mucho tiempo, cuando creíamos haber encontrado a la persona correcta o peor aún, cuando a ratos nos han hecho creer que nos quieren y se nos ha sembrado esa idea, ahí cuesta todavía más, porque nos invade la duda ¿Y si lo intento una vez más?, ¿Y si dejo el orgullo?, ¿Y si le hablo de mi amor para que se abra conmigo?, ¿Y si estoy dejando ir al amor de mi vida? No sé tú, pero yo creo que cuando el amor existe, cuando el amor es real, no hay lugar para las dudas, lo sabes, lo sientes, así que si estás invadido de dudas, si no te sientes querido, si no lo dicen, si no lo demuestran, no te quedes a esperar a que eso cambie.

Al amor no hay que forzarlo, hay que abrazarlo.