¿Cuántas veces hemos escuchado que el amor es incondicional? Sin embargo seguimos esperando recibir algo a cambio cuando amamos a alguien, esperamos que nos devuelva el mismo amor, en cantidad e intensidad, nos preocupamos más por ser correspondidos en lugar de disfrutar el mero acto de amar.
Desde que tengo memoria, he sido un sujeto enamoradizo, amoroso, apasionado, y mucho tiempo disfrutaba entregarme al otro, hasta que me dejé llevar por comentarios como «A una persona ni todo el amor, ni todo el dinero.», «Entre más te entregas, más herido terminas», «Para amar a alguien, también debe amarte.» y es así como durante un par de años terminé con miedo a amar a alguien y no ser correspondido, me la pasaba evaluando las acciones del otro, si yo hice esto por ti, ¿Qué harás por mí? y ojo, que aunque es cierto que en el amor existe la reciprocidad, no podemos negar que muchas veces tenemos actos de amor, esperando que este sea devuelto, nos aterra no sentirnos correspondidos, nos sentimos «Estafados».
Esto me ocasionó angustia por bastante tiempo, porque como era de esperarse, no todas las personas están listas para amar ni tendrán el mismo lenguaje de amor que uno, me mantenía a la expectativa y de alguna manera a la defensiva, en lugar de simplemente dejar que el amor floreciera. Con el tiempo entendí, que el amor no se exige y que si el amor que sientes por alguien, es verdadero, entonces simplemente lo entregas, lo haces por el simplemente te nace, es algo tan inmenso que merece ser experimentado, en el acto de dar, también recibes, cuando amas a alguien, también te estás amando, porque eres consciente de tu capacidad de crear el amor.
El amor es incondicional en el sentido de que no espera nada de vuelta, te amo, te entrego este amor, esperando que te sea significativo, esperando que te haga sentir amado, especial, que te haga ver que alguien en este mundo te está adorando sin exigirte algo, recibe este amor, haz con él lo que te plazca.